
(Tiempo de lectura estimado 6 minutos. Más larga de lo prometido)
Como suelo explicar el porqué de algunos títulos de las entradas, sirva de referencia que en la última presentación que realicé de mi libro El dolor sí tiene nombre en Madrid, concretamente, el pasado 4/02/2020 en el colegio oficial de psicólogos de la mano de Almudena Mateos, surgió un interesante debate. Uno de los asistentes me preguntó si no me había planteado hacer una película de mi vida.
De hecho, la propia Almudena tiene un interesante blog en el que dedica una entrada al dolor crónico y el cine, y en palabras suyas: “el dolor crónico es poco frecuente en el cine, por otro lado, es una buena forma de hacer visible este problema, y la situación de las personas que lo sufren y sus familiares”.
Frente a dicha pregunta y en ese deseo de hacerlo más cercano y visible me gustaría decir que: ¡Ojalá fuera todo un mal sueño! O una de esas películas que nos entretienen, asusta, emocionan e incluso nos duelen, pero sería un dolor muy diferente al que conocemos.
Acudir a una sala de cine, experimentar esta sensación y que la misma se quedara solo en la pantalla o en la tertulia posterior con los amigos, no en tu día a día.
Particularmente, no puedo acudir a las salas de cine por el excesivo sonido que nos brinda el séptimo arte. Cuando lo hago procuro asistir a una sesión con poco público y mis tapones para los oídos. Es una de los daños colaterales que provoca el trigémino en mi cabeza, que el fuerte ruido despierta aún más a la bestia.
Sé que no es lo mismo, la pantalla, la oscuridad y toda la magia que rodea a una sala de cine, si bien no me privo de ver cine aunque sea en el sofá de mi casa y al volumen que haya elegido.
Según un estudio del que se hace eco una revista ver películas alivia el dolor, algo sobre lo que estoy más que de acuerdo, como el hecho de leer a lo que igualmente se hace referencia, (podéis acercaros a nuestra sección de Lectuplídoras de pacientes que cuentan).
En opinión de los mencionados científicos de Oxford tras unos experimentos publicados es la revista Open Science, tras presenciar varios documentales observaron una subida de endorfinas, un neurotransmisor con propiedades narcóticas y analgésicas.

Preparando esta entrada pude leer un interesante artículo académico sobre cómo el cine puede incrementar el dolor, algo que los pacientes conocemos perfectamente. No olvide el lector que el dolor es en parte emoción y estímulo; en consecuencia, cuando se desborda la primera la segunda estalla.
Esto último no quiero que se vea como una crítica, porque no deja de ser otra forma de entender el cine y algunos pueden ponerse en la piel de quien sufre día a día, en el camino de la empatía o simulación corporal, en lo que se conoce como “neuronas espejo”.
Sobre estas últimas, Víctor Aertsen señala: “nos permiten usar nuestro propio cuerpo y nuestra propia experiencia como referente para aprehender la vida interior de otra persona, utilizando la maquinaria corporal que gobierna las acciones y sensaciones propias como un «simulador corporalizado» con el que experimentar lo que experimenta el otro y, a partir de ello, entenderlo”.
Siendo este un punto a considerar, he querido indagar por otro campo, que es el de las películas que han llevado a escena el dolor. Ahora bien: ¿Qué tipo de dolor?, porque está el dolor por un duelo, por una ausencia, el sufrimiento ante una enfermedad terminal, la marginación e invisibilidad, sin relegar a las de terror o suspense y la lista sería interminable.
Quedan desterradas las llamadas películas o vídeos snuff (que significa «morir» o «apagar» en sentido figurado), cortometrajes cortos de asesinatos, torturas, suicidios, y me planteo si no tenemos ya suficiente dolor en la vida para que algunos sientan placer viendo el dolor y terror de otros.
De entre todas las nominadas, premiadas y oscarizadas para esta entrada he seleccionado dos películas más o menos recientes, que a mi parecer reflejan la invisibilidad que tanto reclamamos los pacientes de dolor crónico físico y emocional.
¡Advertencia porque habrá spoiler!
La elección ha venido motivada por dos razones: una de ellas por tratar el dolor emocional, el sufrimiento de la enfermedad mental tantas veces llevado al cine. Esperando una atención que traspase las pantallas y así alcance la conciencia de una sociedad que aún hoy desconoce la realidad de la salud mental. La elegida no podía ser otra que Joker. La segunda porque pretende realizar un reflejo del dolor crónico en su plano físico y a la vez emocional, sin ofrecer a mi parecer, y esta es una opinión personal, lo que realmente esconde el dolor. No cabe duda que me estoy refiriendo a Dolor y Gloria.
Comenzando por Joker, una película dirigida por Todd Phillips (2019), que ha recibido numerosos premios por la excelente interpretación de Joaquín Phoenix, y al margen de que pueda considerarse por algunos sobrevalorada, no quisiera que el público solo se quede con el baile de las escaleras o con la máscara o disfraz de su protagonista en una historia de cómic.
Precisamente, la traigo a escena por la razón antes indicada, que no es otra que el sufrimiento o dolor emocional. El tan olvidado y estigmatizado problema de la salud mental y la necesidad de aparentar lo que la sociedad desea.
De forma breve os relato que el protagonista es Arthur Fleck (Joaquín Phoenix), es un hombre que quiere triunfar como cómico, y piensa que es el hijo de Thomas Wayne, el hombre más rico de la ciudad. Sufre un problema mental y cuando se halla más nervioso se ríe de forma compulsiva. Una reacción que le margina, es objeto de burlas y de palizas. Su miedo le hará matar a varios hombres de negocios y con ello se desata el caos.
No la considero una comedia del carácter que sea, y es triste que el público solo se quede con el final, ya sean los bailes, el disfraz en el que oculta su realidad en un intento de ser comediante, y no en lo más duro de la citada salud mental. El resquebrajamiento de la psique humana, de ese dolor que traspasa a quienes hemos visto quebrada la nuestra. Un protagonista necesitado de afecto y reconocimiento en un papel de comediante, que, sin embargo, se ve abandonado por su condición marginal.
Una sociedad imaginaria, no olvidemos que proviene de un cómic, que solo se queda con la máscara de payaso y no con la historia que hay detrás de ella. Una máscara que esconde el desconocimiento y la rebeldía frente a un sistema financiero corrupto, y una locura en su origen que nada justifica la violencia posterior, aunque pueda ser la causa.
Como nos indica Luis Martínez en una de las críticas o reseñas hechas a esta cinta: “su revolución es contra el cansancio, contra la dictadura del entretenimiento, contra la felicidad como imposición”.
«La peor parte de tener una enfermedad mental es que la gente espera que actúes como si no la tuvieras». (Frase del Joker)

Nos queda la segunda película tan valorada y premiada como es Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar (2019). Ya adelanto que en mi opinión está sobre valorada, y muy lejos de otras cintas de este director, aunque él la considere la más personal, porque en parte es autobiográfica. En ningún momento dudo de la verdad que desea imprimir a lo que cuenta.
En este caso su protagonista es un director de cine, Salvador Maillo, quien se halla bloqueado por el dolor crónico de espalda que padece y otras enfermedades. Esta situación personal le hace rememorar su pasado, que para mí es la parte más interesante de la película. En esa vida marcada por el dolor, la pérdida de su madre y su relación con las drogas ha llegado un punto en el que quiere retomar su vida. Para lograr este fin se pone en manos de una unidad de dolor que controle su medicación y él logra salir de ese bloqueo emocional con un nuevo proyecto.
¿Qué fácil parece? La mayoría de los pacientes de dolor crónico no veremos esa gloria, ya no de un famoso director, o de una empresa, porque la calidad de vida va mermándose, pero no voy a generalizar porque hay situaciones de todo tipo. Si bien la realidad es que muchos nos vemos obligados bien a abandonar o bien a ser expulsados de los proyectos laborales, y más si cabe de lo más duro, lo cotidiano, nuestro día a día. Ahora bien, sí pone de relieve temas que muchos vivimos a causa del dolor crónico, la soledad y el aislamiento, sin olvidar los problemas del exceso de medicación.
Una de las frases que destacaría de esta cinta es cuando el Dr. que trata su dolor le pregunta por su siguiente proyecto y contesta que el principal es: “mejorar su calidad de vida”.
No logra transmitirme en ningún momento lo que supone ser un paciente de dolor crónico. Posiblemente, la haya visto con otros ojos, la de aquellos que somos presos de esa constante diatriba entre soportar más sufrimiento y ver como tu vida pasa junto con tus proyectos, ilusiones que no son siempre comprendidas por esas unidades de dolor que aparecen en la cinta.
Una empatía cognitiva o capacidad de comprender los estados internos ajenos, que anhelamos en una forma simple, sin estridencias. En artículo antes citado de Víctor Aertsen se describe entre el componente sensible y el componente afectivo del dolor empático (que es el dolor en tercera persona). No aprecio ni el dolor en primera ni en tercera persona, y sí mucho exhibicionismo real y del que no dudo, pero que a otros directores no se les perdonaría.
En palabras del director: “No habría sido posible sin conocer el dolor que me obligó a estar en casa y me aisló (…), Y en una gran ciudad, cuando no ves a la gente durante dos años y dejas de responder a sus llamadas, te quedas solo. La película nace de ese aislamiento y del sufrimiento físico”.
Reitero que no cuestiono su origen, aunque no percibo las citadas circunstancias en la película.
En definitiva, como he adelantado es una película más en la que la retrospección al pasado puede que sea lo mejor, si bien en la temática que aquí nos interesa, el dolor, pasa de puntillas. Aunque no se resuelve, la vuelta a los proyectos es un bálsamo de fierabrás del que todos quisiéramos contar en nuestra despensa diaria para que el camino fuera más liviano.

Los dados de la vida ya están echados.
Ahora nos toca seguir la partida.
Cada cual en su medida.
(Foto de Matthias Groeneveld en Pexels).
Un buen artículo si, te podría decir que Dolor y Gloria muestra muy bien lo que es el dolor crónico físico, brillante interpretación de banderas, en ella podemos ver la soledad, el aislamiento, la falta de ilusión, y nos muestra esa técnica de Artrodesis de todos los operados de columna, en el cual yo me he visto reflejada. Y como a diferencia de lo que pueda pensar mucha gente, la medicación, no cumple su objetivo para vencer al dolor, sino que lo complica con un tema de adicción. gracias por el artículo y hablar sobre el dolor.
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Gracias Laura como digo es una apreciación personal respecto a Dolor y Gloria. Me parece brillante A. Banderas, pero no reconduce a un tema emocional y la dureza del dolor lo sabemos va más allá. Sois muchos con artrodesis y vuestra vida marcada por lo que os ha tocado dejar. La soledad y el aislamiento es algo que ya he tratado en otras entradas. Sé bien lo que me dices, acaban de ponerme un neuroestimulador en la cabeza para la neuralgia y la pastillas siguen conmigo. Aunque tengo esperanza. La debemos mantener. Un abrazo y de nuevo gracias😘🍏🙋🏻♀️
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Estuve 7 años con neuralgia d’Arnold ,se lo que es..ánimos siempre podemos encontrar alguien por nuestro camino que nos puede ayudar!!
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Bonita e instructiva entrada.
La primera película no la conozco . Si vi la segunda y desde luego el dolor queda muy poco reflejado y a mi pobre entender, muy lejos de la realidad de los pacientes que vivimos con dolor crónico
Para mi desgracia, voy en contra de lo que dicen los expertos. Habiendo sido una gran lectora, desde que enfermé y el dolor copa toda mi vida, no me concentro y no he podido volver a leer un libro. Con el cine me pasa algo parecido. Si el dolor esta algo más bajo de lo que es normal en mi, si, me distrae e incluso me hace mejorar, pero cuando el dolor esta en todo su apogeo, que suele ser lo habitual, tampoco lo soporto. En esos momentos necesito aislarme aún más.
Muchas gracias
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Gracias Ángeles por compartir tus sensaciones. Te recomiendo que veas la primera porque es otro sufrimiento que llevamos. En la segunda coincidimos. Qué fácil parece. Respecto a lo que te limita el dolor, le sucede a más pacientes. No se centran en nada. A mí todo el día me dicen que haga mindfulness e imposible. Será el tiempo o el tipo de dolor, nunca se va, pero mientras leo pienso en otras cosas. Me sumerjo en la historia aunque el dolor sigue. Desde el inicio solo podía seguir si distraía mi mente, con lo que fuera hasta quedar exhausta. Ya no me funciona igual. Un consejo es que compartas tu dolor, con otros pacientes, con quien te sientas a gusto y no te cuestione o juzgue. Callarlo es peor, no es fácil.
No vas en contra de los expertos es tu vida con dolor la que te hace o nos hace actuar así.
A mí me tendrás y en las redes nos acompañamos.
Cada paciente es un mundo. Y como digo un paciente, un tratamiento.
Un abrazo🤗 de algodón.
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Las dos películas las he visto en casa, no voy al cine por culpa también de mi dolor.
Viendo la primera lo pasé muy mal me recordaban experiencias que he vivido en el que la sociedad se ha mostrado no preparada para entender a una persona con un problema de salud mental, como dice el personaje, al final tienen que vivir fingiendo, eso no es fácil.
La segunda me gustó el principio, pero parece que todo el problema del personaje, aunque estaba justificado su dolor físico, se resolvió por la parte emocional y pudo retomar su vida, es decir que lo que incapacita del dolor crónico es el dolor emocional, al menos en mi caso no es así. Odio una frase que dijo el médico de la unidad de dolor: “Otros peores que tú hacen”, que me han dicho a mí. Yo les digo, muy bien por ellos, yo no puedo, hago hasta donde mi dolor me permite.
Ojalá hubiera más películas en las que se vea lo que es vivir con dolor crónico, pero no creo que sirvan para que empaticen más, quizás durante la proyección se pongan en nuestro pellejo, pero al salir todo se habrá esfumado, como ocurre con otro tipo de películas que muestran otras realidades y sigue habiendo guerras, hambre…
Vivir con dolor crónico es durísimo cuesta #NoDesistir, un abrazo 🫂 🌸🍏
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Hola Vero coincidimos y lo hablamos en Dolor y gloria. Las comparaciones son odiosas y cuando te dicen «Otros peores que tú lo hacen», es algo que me enfada porque no hay dis iguales y te hacen sentir culpable que es lo peor. Como sino pudieras hacer más, cuando sílo haces. O el típico quieres es poder, no rendirse y la multitud de metáforas bélicas que nos colocan en una posición vulnerable. El Joker me llegó muy dentro, sus diálogos, actuación del protagonistas y el eterno problemas de la salud mental estigmatizado. No quieren verlo. La gente acude al cine y aunque sea una historia real, les duele los cinco primeros minutos. Cuando llegan a su zona de confort se les olvida o es mejor para ellos. Me ha pasado viendo recientemente Adu y el problema de la inmigración. Está a nuestro lado, pero el sufrimiento que ahora lo tenemos y vemos a diario solo te afecta si te toca de cerca. Qué difícil es ponerse en nuestros zapatos, del dolor, la incomprensión, la discapacidad, etc. Admiro a esos deportistas, pero son unos pocos.
Yo valoro cada paso que das, por sé el esfuerzo que ye supone. Tu escala EVAF que pueden leer todos paciente.
Un abrazo amiga y eso a intentar #NoDesistir🍏😘🤗❤🌸
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Querida Leo:
Me ha encantado tu entrada. Muy ilustrativa y didáctica.
En Dolor y Gloria coincidimos totalmente.
La de Joker no la he visto aún por miedo de sentirme tan reflejada. Tú lo sabes, cuando el jarrón de tu cabeza, de tu salud mental cuesta mucho recomponerlo y ya nunca es el mismo. Aunque ahora puedo poner el foco en los poquitos. Las pequeñas grandes cosas que nos da la vida: el amor en todas sus variantes ( amistad, matrimonio, familia carnal…) la música, la literatura, escribir…..
Sigue escribiendo. Un gran abrazo de algodón
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Reblogueó esto en Doryroro's Blog.
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Me encantó esta entrada. No he visto la película del Joker, no por falta de ganas, sino que no tengo TV de pago. Dolor y Gloria sí la he visto, y coincido de que no es el dolor a que nos enfrentamos muchas y muchos a diario, además no todos contamos con esa red de amigos que están ahí para ayudarte y recomponerte, cosa que a nosotras no nos pasa, no nos recomponemos ya que nuestro dolor es crónico. Creo que hacer una película sobre nuestro dolor, no arreglaría mucho, es verdad que se daría visibilidad, pero visto lo visto hasta ahora, las personas ven una cosa hoy y mañana se olvidan. Es muy triste pero es así. Lady Gaga ha hecho visible su fibromialgia, y sin embargo, no veo que la gente entienda o se ponga en los zapatos de las personas que tienen fibromialgia. Es muy difícil, vivimos en una sociedad que en general le da la espalda al dolor como si con esa acción pudiera desaparecer, hasta que claro les toca directamente. Una triste forma de aprender. Muchas gracias por tus post, es un privilegio leerte.
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Gracias Dory me supongo que pronto podrás ver Joker, seguro que la ponen en alguna cadena. Y como bien dices hacen falta películas y que no se quede solo es una pantalla. La realidad es que el dolor ajeno solo duele los cinco primeros minutos. Qué difícil es que se pongan en nuestros zapatos.
Un abrazo y de nuevo gracias por tus palabras. Un abrazo🤗❤🍏.
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