El dios Morfeo es considerado por la mitología griega como el dios del sueño, eso sí, un dios menor al que se le encomendó la tarea de crear sueños para aquellos que dormían. Si alguien se mecía en sus brazos, les hechizaba y los llevaba al mundo onírico.
A pesar de ser un dios menor para los griegos, para mi Morfeo es el mejor analgésico de los que dispongo hoy, y que no tiene efectos secundarios, a pesar de no ser consciente cuando te está llevando a ese mundo de los sueños, precisamente cuando el sueño está en su fase más intensa, y olvidando de esa idea de que durmiendo en exceso se te pasa la vida sin vivirla.
Los trastornos del sueño cada vez son más comunes en la sociedad actual. En una era digital como la que vivimos, en la que se suele estar conectado a teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores, etc., es conocido que su uso excesivo durante el día o antes de acostarse pueden estimulan el cerebro, impidiendo o retrasando un descanso reparador; y por ende evitando que nuestro particular Morfeo despliegue sobre ti sus alas y te lleve por sus placenteros sueños. Por lo tanto, si tienes o has tenido este tipo de trastornos es recomendable seguir una reglas de higiene del sueño, y en casos más complicados, lo recomendable es acudir al médico y siempre bajo prescripción, tomar los fármacos correspondientes.
Por lo general, un paciente con dolor crónico suele tener asociado un cuadro de trastorno del sueño o insomnio, bien porque el dolor no le deja dormir puesto que su cerebro está sobre estimulado y no puede desconectar de los estímulos dolorosos, o bien, porque hay un cuadro ansioso-depresivo, del que ya hablaremos, que lleva aparejado normalmente un patrón de insomnio.
“Los trastornos del sueño se caracterizan por una interrelación circular con el dolor crónico, por el cual el dolor lleva a los trastornos del sueño y estos últimos incrementan la percepción del dolor” (Stiefef, F y Stagno, D. Evaluación y tratamiento del insomnio en pacientes con dolor crónico).
Como os dije desde el principio, este blog no es un blog médico, ya que quien escribe ni es un especialista en dolor, y menos aún en los trastornos del sueño, pero desgraciadamente sufro de ambos, y en consecuencia, se hace tan corta la noche y tan largo el insomnio. Todos sabemos que al final los pacientes sabemos más de nuestro dolor que el propio médico. Como nos diría el Dr. A. Vidal, “nadie sabe más de dolor que el propio paciente, que es quien nos enseña cada día«.
Recuerdo que en los primeros años de vivencia o sufrimiento de este largo proceso de dolor crónico neuropático, éste me agotaba tanto físicamente que algunas veces lograba dormir sin medicación específica para el insomnio, no sé cómo lo lograba, solo recuerdo que era tan agotador que caía la mayor parte de los días rendida, no en los brazos de Morfeo y sus dulces sueños, pero sí lograba que mi cerebro se desconectara por unas horas. Pero el sueño se fue haciendo cada vez más pobre y los médicos me dijeron que necesitaba un sueño reparador, al tiempo que relajara más mi mandíbula y disminuyera mi ansiedad, así que entraron en mi particular pastillero los ansiolíticos (las famosas benzodiacepinas) y los relajantes musculares, que han ido aumentado y variando en la misma proporción que ha bajado la cantidad y calidad del sueño.
Por una parte es lógico, como ocurre con todo aquello que se prolonga en el tiempo, al final hay proceso de acomodación al medicamento, y aunque se cambiara de medicación el efecto esperado no se lograba. Un etiqueta más a añadir a las que ya tengo, como se diría he comprado todos los boletos de la feria, pero no me ha tocado más que bailar con el del siempre, el más feo, el dolor crónico.
¿Por qué es tan importante para un paciente con dolor crónico dormir? Muy sencillo, no solo porque mientras duermes no experimentas dolor, salvo que éste te despierte, el sueño es el mejor analgésico aunque no podamos apreciarlo por el simple hecho de estar dormidos. De hecho, los expertos señalan que dormir mal nos hace más sensibles al dolor. El hecho de poder estar entre 8 o 9 horas de 24 horas sin dolor alcanza para mí el mejor placer de los dioses, (Morfeo desconecta mi cerebro y llévame a soñar). No cabe duda, de que cualquier ser vivo necesita descansar, es una necesidad fisiológica, algunos mamíferos, como los osos, hibernan. Por eso no entiendo esas jornadas eternas de los médicos que nos tienen que cuidar. Si quieres afrontar el día siguiente con energía necesitas un sueño reparador, pero cuando añades a tu vida cotidiana una mochila cargadita de pesadas, aunque invisibles cargas, esa labor se hace cuesta arriba, y encima muchas veces tienes que oír frases como “querer es poder”, venga que no es para tanto, que todos tenemos problemas y pasamos malas noches. A estas alturas de la película de terror que vive cualquier paciente de dolor crónico me entenderá, que no merecen la pena dar explicaciones.
Pero cuenta una leyenda que cuando no puedes dormir es que estás despierto en los sueños de otra persona, no me fastidies, cómo encuentre a ese que me mantiene despierto le invito a pasar unos días dentro de mí, con solo una de la piedras de mi mochila.
Volviendo a nuestro tema, está demostrado que si sientes o experimentas un dolor no puedes, o al menos yo no lo consigo, conciliar el sueño, seguro que habrá personas que sí lo logran, pero yo me encuentro entre las rara avis (ave desconocida y rara), que si tiene dolor no puedo dormir, ni siquiera tomando el arsenal de medicación que te manda el neurólogo o el psiquiatra. Hay noches que se logra encontrar a Morfeo y te brinda unas horas, pero como a todo, te terminas acostumbrado a dormir poco y mal; y si el dolor es más fuerte que de costumbre, o simplemente estás más deprimida, lo cual aumenta la sensación de dolor, se hace muy difícil llegar ni siguiera a conciliar el primer sueño (Morfeo se ha ido de viaje o se ha cansado de mí), y tan solo logras pasar la noche en una ligera vigilia de despertares continuos.
Según el Frank. J. Falco, especializado en el manejo del dolor y de los problemas de insomnio: “un individuo simplemente no puede ponerse cómodo para dormir debido al malestar producido por el dolor. El dolor causa ansiedad, lo que perturba el desarrollo del sueño aún más”.
Y así es, ante un proceso largo de dolor crónico como el que tantos llevamos, lo normal y así te lo explican los psiquiatras, es que desarrolles un cuadro ansioso-depresivo secundario al dolor. Como ya indicara en la entrada anterior no somos héroes, y no hay que sentirse avergonzado o mal por estar deprimido, pero el problema es que asociado al dolor crónico, se hace más difícil tanto dormir como aliviar el dolor. El trastorno de la depresión es tan poco visible como el del dolor crónico, aunque es más conocido por la sociedad actual, pero puede ser tan invalidante como el que provoca el dolor crónico neuropático. El sufrimiento emocional que conlleva una depresión se hace, en ocasiones, tan insoportable que si por desgracia se asocia a un cuadro de dolor crónico, tenemos un cóctel explosivo. De ahí la importancia de que las unidades de dolor cuenten con psicólogos y psiquiatras especializados en dolor, en estos temas no es válido cualquiera. Solo hay que mirar a los ojos tristes de un paciente, al que más que preguntas hay que darle abrazos y compresión.
Con el insomnio, hay que hacer como con el dolor crónico, evitar hacer de ello el centro de atención, y tomar las medidas necesarias para que tu cerebro pueda desconectar y bajar el ritmo, y que Morfeo se vuelva a acordar de nosotros. El ejercicio moderado cuando tu cuerpo te lo puede permitir, los paseos, los ejercicios de relajación, el moderno mindfulness; en realidad hay muchos recursos, otra cosa es que consigamos aprender a apagar el botón de nuestro cerebro. En mi caso, le tengo especialmente activo, lo que daría porque me lo resetearan como un ordenador y pudiera poner el contador a cero. Por qué tendré un cerebro tan acelerado y ruidoso. Como decía Frida Kahlo: “no puedo dormir. Que lata ser tan sensible o, simplemente tan estúpida”.
Y como ocurre con el dolor crónico, te terminas acostumbrando a pasar noches en vela o en vigilia, la medicación no hace el efecto deseado, el dolor latente está ahí, o está algo aparcado pero se ha instalado en su lugar la angustia y una mente demasiado activa, que no puede o no aprende a desconectar. Hay despertares continuos y tempranos, por lo que las noches se te hacen eternas y encima acompañadas de dolor y angustia, demasiados horas para pensar. Incluso me planteo la alternativa, tengo fármacos para el dolor, como es el caso de la morfina (que en su etimología viene del dios Morfeo), que en mi caso me provoca insomnio. Entonces ¿qué hago? trato de mitigar el dolor, pero en compensación sé que no voy a poder descansar nada. Si algún profesional lee esto, diría que imposible, que siempre hay un amplio abanico de fármacos para que una persona pueda conciliar el sueño. Lo mismo nos dirían para aliviar ciertos cuadros de dolor neuropático, pero yo le presentaría a unos cuantos amigos del grupo @neuralgiaSpain. Como antes he indicado, demasiadas son las raras avis que conozco.
Hasta la fecha, en mi caso y siendo esa rara avis, no hay mejor medicina para un mal episodio de dolor que Morfeo me acune en sus alas y me lleve por el mundo de los sueños, pero como no podemos estar todo el día dormidos, e incluso buscando la guarida que nos permita en ese o esos malos días o momentos aislarnos y dormir, y el enemigo nos busca, el dolor no está de acuerdo y se busca este aliado el insomnio. ¿Qué podemos hacer?
Hace poco leí el libro de Dr. Jordi Montero Homs, Permiso para quejarse. Lo que el dolor cuenta de ti. Si bien me ha parecido un libro interesante y alza la voz en el tema del dolor crónico y sus consecuencias, recalcando mucho el tema de las emociones presentes y pasadas, así como los miedos que tenemos todas las personas en nuestro interior; en otras pasa de puntillas, como es el caso de la neuralgia del trigémino, con un caso real de fácil solución, es decir, una mujer que responde a la primera al Tegretol o cabarmacepina. En el libro se puede leer que si el dolor no te despierta es que el problema es más emocional o así lo he entendido yo al menos. En palabras suyas: “cuando has experimentado un inmenso dolor, este recuerdo es más intenso, si el dolor ha ido acompañado de dificultades emocionales”. Si este neurólogo tiene razón, me pregunto cómo es posible que el dolor no vaya acompañado de dificultades emocionales, me explico a continuación. Lo que si es cierto, por lo que leído de esta enfermedad, parece estar demostrado que en los casos típicos de neuralgias del trigémino, ésta suele respetar los patrones de sueño.
Puede ocurrir que de forma previa a la aparición del cuadro de dolor, que se hace crónico, hayas pasado por un momento emocional complejo y el dolor te lo reactiva, pero si aparece el dolor en tu vida de repente o por una lesión traumática, el cuadro de emociones se va a disparar sí o sí. El dolor te activa emocionalmente, independientemente del grado, tu cerebro se activa lo que en consecuencia te mantiene despierto. Cualquiera que haya pasado por un postoperatorio no controlado y con dolor, sabe que el descanso ha sido imposible, y si tienes un dolor agudo o visceral es muy difícil que puedas conciliar el sueño. Solo si tomas medicación contra esa activación, ya sean relajantes, ansiolíticos, benzodiacepinas o psicofármacos, y el resto de arsenal conseguirás que se desactive por un tiempo tu cerebro, y puedas de ese modo conciliarte con Morfeo, una veces por agotamiento y otras por la simple acción química de los medicamentos.
Cuando tienes un dolor crónico y este sube de intensidad que ya no lo puedes controlar, y sabes que solo puede mitigarse con cierta analgesia fuerte, que no siempre están dispuestos los médicos de urgencias a suministrarte, y te quedas en casa, solo quieres dormir porque sabes que ello te ayudará con la crisis de dolor.
Si aun tomando todo el arsenal de fármacos prescritos, y los rescates para bajar el umbral del dolor, no viene Morfeo a consolarte, y teniendo en cuenta el cansancio y la derrota que te produce el dolor, y en consecuencia éste te impide dormir y como mucho solo consigues un sueño ligero, nunca profundo, la sensación de dolor se incrementa (Marks Tracy).
Como ya anticipara, un paciente con dolor crónico con el paso del tiempo es el que mejor conoce su enfermedad, en definitiva, su problema, a veces mejor que el propio médico, y lo que le puede venir mejor y peor, y cuándo y por qué se le desencadenan las crisis. La falta de un sueño reparador es una de ellas, con mantener situaciones estresantes, que muchas veces las provoca el propio dolor, el trabajo, la vida cotidiana, determinados comidas, o simples posturas, etc. Todo ello hace que tengas una mayor sensibilización al dolor y siempre estamos con la pescadilla que se muerde la cola, y con lo que ello supone para nuestra ya mermada calidad de vida.
“Querido Morfeo, solo pido una historia con un bonito final, solo debería desvelarte un amor o un día inolvidable; por favor no me dejes pensar tanto, aparca el dolor y si me quieres, llévame en tu alas al más dulce de los sueños, dormir y descubrir que todo fue una horrible pesadilla. Esas ganas de cerrar los ojos y pensar que todo vuelva a ser como antes”.
Yo por lo menos si puedo dormir con la cantidad de pastillas que tomó, pero toda la razón del mundo, es lo mejor que me pasa , dormir solo quiero eso dormir y meterme en mi cueva,los mejores años de mi vida,una pena,pero es así y solo os lo puedo decir a vosotros porque la gente no lo entiende,besos a todos
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Gracias Yolanda. Es así, la incomprensión. Pero los estudios indican que como a tantos nos afecta la falta de sueño en la percepción del dolor. Un abrazo
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Reblogueó esto en El dolor sí tiene nombre.
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En mi caso nací con coagulos ventriculares innoperables (lo que en algunos casos deriva en hidrocefalia lo cual no me toco por los pelos), estos me afectaron la motricidad, a veces me duelen tanto las articulaciones (mas en invierno) que ninguna crema, masaje o farmaco me viene bien (tengo una reacción demasiado potente a estos últimos y después de un tiempo me dan los efectos secundarios) entonces caigo en el celular para distraerme del dolor y quejarme de vez en cuando sin saturar a mi familia con ellas pero eso no ayuda con «mi higiene» del sueño y entonces caigo en depresión y me pregunto si no debieron abortarme, no me malentiendan tengo momentos lindos solonque mi cuerpo no desea ser mio.
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Gracias Soledad por compartir tus pensamientos y tú dolo. Ahora estás aquí como tantos, y nos cuesta lidiar cada día. Si a todo se le van cargando piedras, no pequeñas, en nuestra mochila el viaje se hace agotador y a veces sin sentido. Los problemas de sueño han sido una constante en mi vida, es triste pensar que ojalá viviera durmiendo, ya que el dolor no estaría presente. Un abrazo.
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La esclavitud moderna a desecho mis biorritmos.
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